Un nuevo amanecer, un nuevo día, una rutina que cumplir y deberes que realizar.

Así era la vida en el clan, y no había nada que podía cambiar de un día tan bonito y tranquilo como aquel.

O al menos fue paz y calma por pequeños momentos, hasta que recordó la escasez de alimento del clan, fue lo que la devolvió a la realidad a la que se estaba enfrentando tanto ella como el resto de los felinos.

Soltó un pesado suspiro, resoplando para si misma. Se levantó de su lecho, sacudiendo su pelaje para quitar los pequeños trozos de hierbas de su lecho que quedó pegado en su pelaje. Unos cuantos lametazos por aquí y por allá, y finalmente estaba lista para salir de nuevo a formar las patrullas del alba.

Lo primero fue ir a visitar a su madre, y como costumbre la misma la recibió con un gruñido y comentario denigrante junto a un par de comentarios de sarcasmo y coraje que no hicieron más allá de agregar a las miles de cosas que ya se habían sumado a la lista.

Salió de la guarida de los veteranos con un andar pesado , con una clara incomodidad y resignación en sus ojos.

Pronto se dió cuenta de los primeros guerreros en levantarse, comenzó a dar indicaciones y órdenes a gato, iniciando a formar las primeras patrullas del día.

Zarpa de Trucha se desperezó en su nido, sintiendo la fresca brisa de la mañana acariciar su pelaje. Sus ojos amarillos brillaban con anticipación mientras observaba el bullicio que empezaba a formarse en el campamento. Sabía que hoy sería un día crucial, dada la escasez de alimentos que estaba afectando al clan.

Al salir de la guarida de los aprendices, se dirigió con paso decidido hacia el centro del campamento, donde ya veía a la lugarteniente organizando las patrullas. No podía evitar notar la preocupación en su rostro y la tensión en sus movimientos. Con una mezcla de respeto y entusiasmo, Zarpa de Trucha se acercó, listo para ofrecer su ayuda.

—¡Buenos días, Lágrima Ambarina! —saludó con una ligera inclinación de la cabeza. Su cola se movía con energía, y sus orejas estaban bien erguidas, mostrando su alerta y disposición. Zarpa de Trucha mantuvo una postura erguida, con los bigotes temblando ligeramente de emoción, mientras sus ojos brillaban con determinación.

Última edición por Zarpa de Trucha el Vie Jul 05, 2024 3:25 am, editado 1 vez

Recién terminaba de formar a la primera patrulla del alba.
Cumpliendo con las palabras de Estrella Helada, los envío enseguida en grupos nuemrosos a ir más allá de las fronteras, siempre procurando que eviten a todo momento traspasar los límites con el resto de los clanes.

Lo único que les faltaba era terminar en una guerra con alguno de sus vecinos, por lo que lo mejor era mantener la distancia entre ellos y así evitar problemas. Por ello los lugares a visitar principalmente serían cerca de los cuatro árboles.

Miro los pelajes de sus compañeros retirarse, notando esa preocupación en sus ojos. Realmente estaba deseando haber tomado una buena decisión, no quería que alguno terminará en horribles condiciones por algún ataque de los gatos rivales, o depredadores que acechaban.

Una voz jovial le hizo alzar las orejas con atención, regresando su mirada hacia el dueño de la voz.

Se trataba de uno de los aprendices que había despertado temprano ese día.
Respondió al saludo con un asentimiento de cabeza cordial mientras hacia un ligero movimiento de bigotes amistoso.

—Buen día para ti también, Zarpa de Trucha.— Replicó con una tranquilidad y cortesía.

—¿Estás buscando a tu mentor? —preguntó curiosa.— Creo que recientemente acaba de marchar con el resto de la patrulla recientemente, no se si prefieras esperar por su regreso.

Aviso, mientras sus ojos lima observaban con atención y siempre al pendiente de los movimientos y expresiones del joven gato.

Zarpa de Trucha movió la cola con energía, tratando de contener su entusiasmo al hablar con la lugarteniente.

—Sí, mi mentor partió con la primera patrulla —respondió, asintiendo—. Pero no quiero quedarme aquí esperando sin hacer nada. Puedo cazar cerca del campamento o patrullar las zonas menos transitadas. Cualquier cosa que necesites, estoy listo.

Los ojos amarillos de Zarpa de Trucha brillaban con determinación. Sabía que demostrar su disposición y compromiso era crucial, no solo para el bienestar del clan, sino también para fortalecer su lugar entre los guerreros. Además, cualquier oportunidad de contribuir y aprender más lo acercaba un paso más a su sueño de convertirse en un guerrero respetado.

—También podría ayudar a cuidar del campamento mientras las patrullas están fuera, si eso es necesario —añadió, manteniendo su tono respetuoso pero firme—. Lo que sea que consideres más útil, lo haré con gusto. Estoy dispuesto a aprender y mejorar en cualquier tarea, por pequeña que parezca.

Última edición por Zarpa de Trucha el Dom Jun 30, 2024 6:00 am, editado 1 vez

La actitud determinada y energica del joven aprendiz le hizo sacar una pequeña sonrisa de sus fauces, sintiendo cierta admiración por la energía del más joven.

Soltó un par de ronroneos risueños ante su respuesta tan postiva y decidida. Era algo que admiraba de los felinos más jovenes del clan, pues al final, pesé a las circunstancias tan díficiles que pasaban, muchos eran perseverantes y mantenian esa energía para cumplir sus respectivos deberes.

— Muy bien pequeño aprendiz, esa es la acitud. — Halago con un pequeño asentimiento, sonriendo suavemente antes de añadir.— Se agradece tu actitud, pero aún eres muy joven para salir solo del campamento sin tu mentor.

Dijo con calma, aplacando la energía del menor, intentando evitar que este se metiera en problemas; sin embargo, antes de poder dar tiempo a deprimirse o decepcionar al contrario, rápidamente agregó

—Peeero, tal vez, si te sientes suficientemente preparado, podrías acompañarme a una cacería rápida no muy lejos de aquí, al menos para que puedas estirar las patas, ¿te parece bien Zarpa de Trucha? ¿O no te sientes preparado para una misión así?

Maullò con un ligero tono bromista y vacilòn, quizás no era la actitud correcta de una lugarteniente formada, y seguramente su madre estaba ahora mismo desde la guarida juzgandola y regañando, pese a ello su atención permanecía en el joven felino, buscando que el ambiente no fuera tan pesado y alegrarlo un poco más.

Zarpa de Trucha se animó al escuchar la propuesta de la lugarteniente. Con los ojos brillando de emoción, asintió vigorosamente, apenas pudiendo contener su entusiasmo.

—¡Me encantaría! —respondió con entusiasmo contenido, aunque su voz no pudo evitar reflejar su excitación.

Dio un par de saltitos en su lugar, mostrando su disposición y emoción. Luego, inclinó la cabeza en señal de respeto hacia Lágrima Ambarina, quien lo observaba con una mezcla de aprobación y expectativa.

—Gracias por la oportunidad. Estoy listo —agregó, con un tono de voz que demostraba tanto su gratitud como su determinación.

Con su cola erguida y sus ojos fijos en Lágrima Ambarina, esperó las próximas indicaciones, preparado para cualquier desafío que la lugarteniente tuviera preparado para él. Su mente se llenaba de imágenes de aventuras y pruebas que podría enfrentar, cada una más emocionante que la anterior. Se sentía orgulloso de poder demostrar su valía y habilidades ante uno de los miembros más respetados del clan. Esta era su oportunidad para brillar y no pensaba desaprovecharla.

Última edición por Zarpa de Trucha el Dom Jun 30, 2024 5:58 am, editado 1 vez

—De acuerdo Zarpa de Trucha, ya veremos de que estas hecho.

Maulló con un tono cargado de desafío y claro interés en ver las habilidades del felino, se aseguro de que el joven gato estuviera preparado para seguido caminar en dirección a la salida del campamento rumbo a la madriguera abandonada. Era una excelente opción para cazar conejos o liebres, o al menos eso esperaba, pues viendo las circunstancias si que sería díficil.

Pesé a ello, el camino pareció corto, pues estaba notoriamente encantada por la actitud optimista y entusiasta del joven felino, dejo escapar pequeños ronroneos risueños y divertidos, admirando la determinación del pequeño felino que tantos bellos recuerdos traía a su memoria.

Ver al felino grisacéo era como ver nuevamente a su pequeño aprendiz, Zarpa Melosa; tan optimista y con una energía que dislumbraba.
Le era inevitable hacer la comparación entre ambos aprendices.

Una vez llegaron al sitio previsto, se dirigió su atención hacia el aprendiz, mirandolo con seriedad pero con una sonrisa ligeramente vacilona.

—Muy bien, Zarpa de Trucha. Vamos a ver que tanto te ha enseñado tu mentor. ¿Estás preparado?

Maulló, incitando al gato a mostrar sus habilidades de cacería.

Zarpa de Trucha asintió con determinación, sus ojos brillando de emoción y concentración.

—Estoy listo —respondió, susurrando para no ahuyentar a las presas cercanas.

Se agachó ligeramente, moviendo las orejas para captar cualquier sonido de movimiento. Sus bigotes temblaron con anticipación mientras escudriñaba el terreno en busca de señales de conejos o liebres. Lentamente, comenzó a avanzar, sus pasos sigilosos y medidos, recordando todas las lecciones de caza que su mentor le había enseñado.

Zarpa de Trucha estaba decidido a sorprender a la lugarteniente con sus habilidades. Observó una liebre no tan grande, pero gorda, moviéndose entre los matorrales. Sus ojos se estrecharon en concentración mientras se acercaba sigilosamente. Esperó algunos minutos para que la liebre no se percatara de su presencia para empezar a avanzar.

Manteniendo su cuerpo pegado al suelo, avanzó centímetro a centímetro, asegurándose de no hacer el menor ruido. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, saltó con precisión hacia la liebre. Por un momento, la presa logró escabullirse de su agarre, pero Zarpa de Trucha no se dejó desanimar. Con un rápido movimiento, volvió a atrapar a la liebre y le dio el golpe final.

Se levantó con la liebre en su boca, su pecho hinchado de orgullo, y la llevó de regreso a la lugarteniente, esperando ver la reacción en su rostro.

La felina miraba atentamente al joven gato, procurando en todo momento en no hacer ruido para no arruinar la cacería del mas pequeño, permaneciendo totalmente callada y observando con bastante sorpresa y admiración.

Movió los bigotes con anticipación y un poco de decepción al principio al creer que el animal se habria escapado de las garras el aprendiz, sin embargo su expresión cambio a una mirada sorpresiva y con un brillo de ilusión y orgullo al ver al joven dar un movimiento tan fugaz que apenas pudo visualizar correctamente.

Imitó al aprendiz, inflando su pecho con notorio orgullo y admiración al ver al felino regresar a ella con una liebre pequeña pero bastante regordeta, suficiente para alcanzar a alimentar a unos pocos del clan.

Dejo escapar un pequeño ronroneo satisfecha y orgullosa por la azaña del menor. —Nada mal, Zarpa de Trucha, eres un excelente cazador

Repsondió con un tono de suficiencia y enorgullecimiento, dandole una mirada de satisfacción ademas de un lametazo a forma de apreciación.

Después de ello, continuarían así cazand un par de presas más, aunque lamentablemente como se habia vuelto díficil, sin embargo por suerte, al menos el par de conejos, (que si bien eran delgados alcanzarían para saciar un poco el hambre); y la presa regordeta cazada por el aprendiz, serian mejor que nada.

El joven pudo demostrar su valor y habilidades que definitivamente la dejaron impresionada, el mentor del más joven se notaba que lo había entrenado y enseñado bien.

Zarpa de Trucha caminaba de regreso al campamento con el pecho aún hinchado de orgullo por su caza exitosa. La liebre gorda que llevaba entre los dientes era una prueba de sus habilidades, y la admiración de Lagrima Ambarina le había dado un impulso adicional de confianza. Mientras avanzaban, su mente no dejaba de darle vueltas a una pregunta que llevaba tiempo guardando.

Tomó una respiración profunda y se dirigió a Lagrima Ambarina, tratando de mantener su tono de voz respetuoso pero lleno de emoción.

—Lagrima Ambarina —empezó, con los ojos brillando de anticipación—, me preguntaba... ¿cuándo crees que estaré listo para ser nombrado guerrero? Siento que he aprendido mucho y estoy ansioso por demostrar que puedo proteger y servir al clan como un verdadero guerrero.

Sus bigotes temblaban de emoción mientras continuaba.

—He estado pensando en qué nombre de guerrero podría recibir. ¿Tú crees que estoy listo? ¿Y qué nombre crees que me darían?

Zarpa de Trucha miró a Lagrima Ambarina con esperanza, ansioso por escuchar su respuesta. Soñaba con el día en que su nombre resonara con orgullo en el Clan del Viento, y cada vez estaba más seguro de que ese día estaba cerca.

De camino al campamento mantenía el trayecto silencioso y callado, sin romper aquella atmósfera de calma que se había formado a sus alrededores, ayudando al aprendiz a llevar las presas más pequeñas capturadas, mientras que permitía que este se llevará su trofeo obtenido gracias por sus propias habilidades.

De pronto notó al aprendiz detenerse brevemente antes de romper aquel silencio formado entre ambos, mirandole con confusión al mirar al pequeño felino llamarle y preguntar en busca de respuestas que claramente estaba esperando que ella tuviera.

Pensó por unos momentos largos y dudosa, moviendo sus bigotes pensativa antes de responder con simpleza y un tono sincero en su voz.

—Un cargo tan importante como ser un guerrero requiere de mucha fuerza, valor y habilidades—Maulló — Por lo que he visto propiamente, tienes bastante habilidad en la caza, tu mentor te enseñó bien. —Halagó haciendo una breve pausa.— Sin embargo, aún tienes mucho que aprender, eres joven aún, y tienes un camino de enseñanzas que terminar. —Respondió, intentando ser lo más calmada y amable posible para no desilusionar al menor.

—Pero no te preocupes, pronto podrás obtener tu título, y cuando lo hagas, lo cargaras en alto con orgullo.

Finalizó, con una pequeña sonrisa en las fauces, sin detener su andar camino al campamento.

Zarpa de Trucha escuchó atentamente las palabras de Lagrima Ambarina, sintiendo una mezcla de orgullo y paciencia. Aunque su corazón latía con fuerza al pensar en convertirse en guerrero, comprendía la sabiduría en sus palabras. Asintió lentamente, agradeciendo la sinceridad y el aliento de la lugarteniente.

—Gracias, Lagrima Ambarina —respondió con una voz llena de respeto—. Prometo seguir aprendiendo y entrenando duro. Quiero estar completamente preparado para servir al clan como un verdadero guerrero.

Con una renovada determinación, Zarpa de Trucha continuó su camino de regreso al campamento, llevando su trofeo con aún más orgullo. Las palabras de Lagrima Ambarina resonaban en su mente, llenándolo de motivación para seguir mejorando. Soñaba con el día en que su nombre resonara en todo el Clan del Viento, y sabía que con dedicación y esfuerzo, ese día llegaría.

Al entrar en el campamento, Zarpa de Trucha se dirigió al cúmulo de presas. Con cuidado, dejó la liebre gorda junto a las demás presas, sintiendo una profunda satisfacción al contribuir al bienestar de su clan.