Esta vez el macho rojizo se hallaba caminando con cautela cerca de la frontera con el Clan de la Sombra. Cruzar el Sendero Atronador era de sus cosas menos favoritas, pero a decir verdad, ¿a quién no lo desagradaría? Río mientras lamía su pelaje largo un poco. La misión de hoy era buscar hierbas para su Clan, y si bien la responsabilidad le ponía un poco de presión aún, recordó el sueño que había tenido la noche anterior... sabía que sus ancestros lo respaldarían. 


Pero contrario a la creencia popular respecto al Clan de la Sombra, el curandero no tenía miedo de pisar cerca de su territorio. 


"No entiendo cuál es la gracia de incitar al conflicto. En cualquier Clan podría existir un bravucón o un asesino.." Al percatarse de lo que acababa de pensar, si bien era cierto, un escalofrío le recorrió el cuerpo recordando a Zarzal. Un perfecto ejemplo. 


Sacudió su cabeza para desvanecer esos pensamientos y continuó su labor.

Enebro olfateaba los alrededores en busca de hierbas medicinales aún . Esta vez, no se rendiría tan fácilmente, se dijo a sí mientras inspeccionaba cada pequeño recoveco entre las hojas. El bosque se hallaba muy silencioso, lo suficiente para que los pensamientos volvieran a invadirlo. La guerra entre el Clan del Viento y el Clan de la Sombra aún era algo que los miembros de ambos no olvidarían fácilmente. Pensó por un momento en cómo sería habitar esa parte del territorio, él estaba muy acostumbrado a dormir bajo el sol de la tarde, u observar las estrellas, tanto que le parecía algo inherentemente natural. Hasta ese momento en el que tenía tan cerca los límites del pantano no se había puesto a pensar en lo diferentes que resultaban los estilos de vida de cada uno.

''Si fuéramos todos iguales, no sería tan entretenido.'' Ronroneó haciéndose reír a sí mismo, como era de costumbre mientras observaba el área más allá del límite.

El curandero continuó buscando, seguro de que allí era el lugar que le había indicado su sueño, ¿Dónde más si no? ¿De qué otra forma? Eso era lo que se preguntaba el macho, que ya estaba comenzando a cansarse de buscar, aunque la urgencia de la situación no se lo permitiera. Se preguntaba qué planes tenía el Clan Estelar para su Clan, y si los demás también estaban pasando por esas desdichas.. ''Supongo que me enteraré en la próxima asamblea. Espero que, cuanto poco, no comiencen a discutir. Eso sería el colmo.'' Pensó preocupado. Como curandero, su rol demandaba imparcialidad, quizá por eso le era relativamente más sencillo dejar ir los rencores. Se preguntaba de qué manera las exigencias del liderazgo podrían llegar a amoldar a un gato, para bien o mal. Recordaba escuchar historias sobre Estrella Reluciente, lo cual lo
remontó a la pobre Hiedra Húmeda..

En fin, volviendo a la realidad, se percató de la sensación de estar siendo observado no muy lejos. Un tanto alerta, olfateó
—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Disculpe, quién sea, vengo en son de paz a cumplir mis tareas como curandero en nombre del Clan del Viento.

Enebro dirigió su mirada a la felina que se le acercaba, y mientras más se dejaba ver, más se hacía notorio el contraste entre sus ojos color carmesí y su pelaje totalmente blanco, lo cual le sorprendió, ya que obviamente jamás había visto algo así.''Probablemente debe de ser extra sigilosa. Estos lugares tan oscuros suponen mucho peligro si se destaca demasiado.'' Notó mentalmente mientras ponía atención a las palabras de la guerrera. Agradecía que no recurriera al conflicto como primer recurso: cualquiera se inquieta bastante al notar algún gato de un Clan rival en sus fronteras de esa manera.

Por eso, comprendió la advertencia de la felina, pero reiteró pacíficamente — Simplemente vengo a cumplir un cometido importante. No pretendo invadir el espacio de nadie, quiero creer que soy bastante imparcial—

Esperando que eso dejara sus intenciones en claro, añadió

— Estoy al tanto de que tu Clan y el mío no están en buenos términos, pero he venido aquí para ver si lograba abastecer nuestros suministros, nada más que eso. — Tomó asiento también, como señal de tranquilidad. Realmente no creía en su corazón que los gatos del Clan de la Sombra fuesen malvados: pensaba en aquello que vió en su sueño. La guerra, ambos bandos sufrían perdiendo a sus compañeros. Incluso algunos jóvenes, que no tuvieron salvación. Recordarlo hizo que la punzada en su pecho regresara por unos momentos, realmente no quería que algo así se repitiera jamás.

El macho escuchaba atentamente las palabras de la albina, decidiendo si realmente debía develar el motivo de su visita, puesto que no era sin razón. Si develaba que su Clan estaba en falta de suministros médicos, estaba poniendo a su Clan en riesgo ante las jugadas de algún mal actor, posiblemente, y eso era lo último que necesitaban. Las palabras firmes de su líder resonaban en su cabeza nuevamente. No es que Estrella Helada no estuviese cuerda..pero, cualquier gato se desmoronaría bajo tanta presión, y definitivamente no querría contribuir a algo así, ni a dejar a sus compañeros desprotegidos..Resolvió en simplemente dejar esa duda intuitiva sin confirmar, y maulló

— Agradezco tu ayuda. ¿Cuál era tu nombre? Lo habré escuchado en alguna asamblea, pero..

Decidió que aquel interés, aunque fuera un gesto mínimo, quizá le diera a entender que trataba de ser genuino, y que bajo ninguna circunstancia deseaba quebrantar el orden. Levantándose, pensó si debía conversar con ella sobre su sueño, y llegó a la conclusión que, en cualquier caso, mostraría caridad.

—Tengo muy al tanto los límites entre cada Clan, sí. — aclaró, deseando que este asunto no fuese relevado al Clan de la Sombra como una intrusión.

Enebro sonrió, aliviado de que la guerrera no se lo tomara a mal. Absorbiendo el rsto de la información, saludó, ahora correctamente. —Mucho gusto, Lirio de Serpiente.

Recordó con sentimentalismo su época de aprendiz. Había sido realmente doloroso y difícil, sí, pero también había tenido la suerte de que sus compañeros de Clan estuvieran ahí para respaldarlo. Al notar que la gata apartaba la mirada al recibir su agradecimiento, no pudo evitar preguntarse cómo se demostraban gratitud los demás, estaba muy acostumbrado a hacer las cosas según él las creía correctas, después de todo, pero estaba al tanto de que su manera no era la única.

Tomó en cuenta las limitaciones de Lirio de Serpiente al momento de asistir, pero le aseguró

—Es muy útil tener una escolta en situaciones así. —

Así, siguió a la más joven entre la maleza obscura del Clan de la Sombra, dejando que guíe su camino por el terreno desconocido del pantano, que para ella era natural. Mantuvo su nariz atenta en caso de detectar el aroma de alguna de las hierbas que podría necesitar. Recordó que aquí, en el pantano, se hallaban los alisos, árboles cuya corteza se empleaba para curar el dolor de muela.

En cuanto divisó uno, maulló

—Allí. ¿Es seguro pisar cerca?

Prestando atención a las indicaciones de la gata blanca, Enebro tomó iniciativa, casi sin preocuparse por la sensación de sus patas enlodándose más y más a medida que avanzaba cada vez más cerca del árbol. Al oír la palabra ''serpiente'' por un momento Enebro vio su concentración afectada, casi cayendo de cara al lodo debajo. Fue un tanto embarazoso, pero se rió de sí mismo rápidamente. ''¡Qué descuido!''

Estando a unos pocos centímetros, examinó la corteza del árbol para tratar de descifrar si había alguna zona un tanto desprendida del tronco que pudiera usar a su favor. Tanteó con su pata hasta que sintió bajo su almohadilla una separación, y tomando con su garra hizo presión hacia abajo, cortando al ras únicamente las porciones necesarias. Tenía en claro que no debía ser demasiado codicioso con los recursos que les brindaba la naturaleza.

Tomó los trozos entre sus fauces, regresando cerca de Lirio de Serpiente.

—Entre las demás hierbas que podemos encontrar aquí..Fárfara, y sobre todo, Cola de caballo. Ninguna es difícil de encontrar..¿podrías llevarme a la zona más húmeda que conozcas aquí?

Probablemente hubieran más, pero no quería pasar demasiado tiempo en el territorio de otro Clan y abusar de su hospitalidad.