Con el cuerpo de la guerrera sobre su lomo, Pantanoso recorrio todo el trayecto hacia el campamento solo. No busco a la otra mitad de la patrulla, simplemente se habia olvidado de ellos o habrian tomado un papel secundario. El peso de la gata no era mucho, pero saber que cargaba con un muerto a sos omoplatos por su culpa, un ser querido, un ser que estaba a su cuidado, era otro tipo de dolor. Habia matado y su conciencia estaba limpia por eso, pero la muerte de un miembro del clan por su culpa era algo que jamas podria perdonarse.
La lluvia habia cesado para cuando él cruzo el umbral del campamento, cargando con el cuerpo mojado, frio e inerte de Fronda sobre él.


Las miradas no faltaron por parte de los miembros del clan, de sus compañeros de patrulla que habian vuelto por su propia cuenta. Todos comenzaron a englomerarse sobre él, zarpas inquietas y ojos expectantes, buscaban una explicacion por parte del lugarteniente del clan. Pero él solo se concentro en el objetivo de dejar suavemente el cuerpo de Fronda acostado debajo de la Roca Alta de Estrella de Serpiente. La puso en el suelo con una delicadeza impropia del brutal gato, incapaz de creerse. Se giro al resto del clan, ojos frios y serios, ninguna lagrima fue derramada, hacia lunas que no lloraba, de hecho no recordaba la ultima vez que lo habria hecho y esta vez no seria la excepcion tampoco.

— Busquen a Rabo de Salmon y diganle que venga a la Roca Alta de inmediato —. Maullo hacia dos guerreros que se encontraban cerca, quienes salieron en su busqueda. — Cuiden su cuerpo mientras busco a Estrella de Serpiente, ya les contare lo ocurrido —. Comento.

Miro a los gatos anglomerados, desesperados por una explicacion. Estaba seguro que para este momento estaba claro lo sucedido, o al menos parte del hecho: Fronda estaba muerta. Pantanoso era incapaz siquiera de poder mostrar un lado mas sensible del asunto, no podia, debia mantenerse recto y profecional con el clan. A pesar de todo, no tenia ese sentimiento de llanto sino una mezcla de enojo y tristeza, pero sobre todo culpabilidad del asunto.
No tenia miedo de lo que Estrella de Serpiente podria decir, los accidentes pasaban, pero era él quien debia evitar que esos accidentes sucedan.

Habia algo cierto en este asunto: No queria a nadie cerca de la cascada. La cascada y el desfiladero eran peligrosos.

Su lugar de calma y paz, la cascada, ahora se tornaron en traumaticos recuerdos de como Fronda fallecia. Cuando cruzo la puerta de la guarida de Estrella de Serpiente, sin avisar, por su gestos y su rostro serio, su brillo en los ojos de que algo malo habia ocurrido, sabia que no necesitaba palabras para expresarselo, pero aun asi debia decirlo en voz alta, al menos para él. Para aceptarlo.

— Estrella de Serpiente —. Clamo. — Fronda esta muerta —.

El macho estaba acicalándose minuciosamente después de la lluvia que abría paso a vientos helados y climas más crueles, había estado ocupado ayudando a reparar pequeñas goteras de las guardias, asistiendo a las reinas con la maternidad que se hundía conforme las nubes incesantes y crueles jugaban una mala pasada al campamento, era en estas lluvias que solían causarle un temor a varios gatos de acercarse al río, aunque la patrulla fronteriza ya se había marchado solamente podía pedirle al Clan Estelar que el agua se contuviera un poco más. Repasando en su mente el repetitivo labor del que había quedado a cargo, examinaba su propia guarida por si había algún tipo de hueco que necesitaba ser atendido, y una vez terminó de lavarse los escombros de la lluvia fuera de su pelaje, se sacudió rápidamente incorporándose escuchando a la lluvia cesar dispuesto a checar el estado del campamento una vez más.
Ni un paso pudo dar sin notar la presencia de una conmoción sucediendo en el centro del campamento: aquellos guerreros que estaban compartiendo lenguas callaron de una forma repentina y no podía escuchar ningún tipo de murmullo salvo unas voces casi silenciadas que denotaban preocupación bajo sus fauces, su pelaje se había esponjado ligeramente anticipando un mal presagio que acechaba sus pensamientos, poniéndole los pelos de punta y las orejas en alto alerta ante cualquier sonido, sabía que debía salir de su guarida para descubrir exactamente qué estaba ocurriendo pero las posibilidades eran infinitas y cada una era peor que la anterior. Un Clan callado siempre era una mala señal.

Pantanoso pronto irrumpió en la guarida, se le veía tan serio y callado como siempre, su pelaje empapado por la lluvia y su cabeza extrañamente baja le indicaban que algo horrible había ocurrido, algo que nadie desearía. Las palabras del lugarteniente confirmaron sus sospechas, una guerrera había muerto, la más hermosa y cálida de ellas.
Una expresión de horror invadió la cara de Estrella de Serpiente, con sus orejas ahora pegadas al cráneo y su cola moviéndose de un lado a otro en un pánico momentáneo la noticia que acababa de oír lo había azotado fuertemente. Sus ojos fijos en el carey en busca de respuestas aún sin ser capaz de expresar alguna de ellas daban lugar a unos ojos azules vidriosos, llenos de un pésame y compasión por el contrario. Fronda era parte de la patrulla a la que había asistido Pantanoso aquella mañana, y perder a uno de los suyos bajo su mando dejaría indudablemente una marca en su mente. Soltó un suspiro pesado mientras su mirada se fijaba al suelo, tocando con su nariz el hombro de su lugarteniente en un intento de confort.

–¿Cómo pasó, Pantanoso?,¿Alguien más resultó herido?.– Masculló con una preocupación que invadía su aliento, quedándose en silencio un par de segundos más. El contrario no parecía tener las ganas, o más bien las fuerzas para hablar, deduciendo que seguía procesando lo sucedido asintió con la cabeza pesadamente, haciéndole una señal con la cola para que lo siguiera al centro del campamento.

El Clan parecía estar reunido alrededor de lo que solamente podía pensar que era el cuerpo de Fronda, el pensamiento de tener que ver el resultado catastrófico de un evento del que no tenía conocimiento lo llenaba de pesadez, cojeando lentamente hacia la multitud asegurándose de estar a la par de su primo. Sólo podía imaginar lo que había pasado para que Pantanoso se encontrará en una tristeza silenciosa que no recordaba haber visto antes, Estrella de Serpiente sabía que ninguna palabra podría consolarlo, al menos no del todo, pero estaba dispuesto a comprender a su familiar más cercano.
–Nadie quiere que pasen estas cosas.– Dijo suavemente, continuando su camino a la Roca Alta.

La guerrera plateada había formado parte de la patrulla de Pantanoso, aunque a ella la mandaron en otra dirección cuando el grupo se dividió. Había vuelto al campamento un poco antes que Pantanoso, y su pelaje aún empapado con la lluvia y algo enlodado estaba siendo fuertemente acicalado ahora que la lluvia había amainado. Justo cuando pensaba en Pantanoso, en lo preocupada que estaba porque tardaba en volver, este apareció por la entrada del campamento; aunque aliviada, enseguida pudo notar que algo no andaba bien. El lugarteniente cargaba con el cuerpo inerte de Fronda, quien lo había acompañado.

Se acercó con inquietud y preocupación, quería preguntar que había ocurrido pero no parecía ser el mejor momento.... el lugarteniente se veía devastado, aunque a simple vista no se notaba, sus ojos estaban perdidos en un abismo de dolor. Al depositar el cuerpo de la gata con delicadeza en el suelo y dar instrucciones, algunos gatos se pusieron en marcha enseguida, para buscar al padre de Fronda. Lluvia Escarchada vió partir al macho Carey en dirección a la guarida de su primo, Estrella de Serpiente, sentía un impulso muy fuerte por correr hacia él y consolarlo, hablarle y tratar de calmar su dolor al menos un poco, se imaginaba que el lugarteniente se sentía muy culpable por no poder haberla salvado.
De todas formas no había mucho que la guerrera pudiera hacer ahora, miró el cadáver empapado de la gata, el pelo pegado a las costillas, pasó su pata con delicadeza sobre su costado, acariciando, podía sentir sus huesos quebrados...Una angustia inmensa la inundó, como si las frías aguas del río crecido la envolvieran y la ahogaran. Aún no terminaba de procesar los hechos, y no era particularmente cercana con Fronda, pero era la gata más radiante y cálida del Clan, siempre tan dulce... Y querida, cómo no quererla, su ausencia ahora se sentiría como si el Clan hubiera perdido su luz, su Sol... Lluvia Escarchada se sentía algo culpable, si se hubiera ofrecido a acompañar a Pantanoso, tal vez Fronda estaría ahora corriendo feliz alrededor de él y contándole como le había ido en la patrulla, en todo caso Lluvia Escarchada se las habría apañado de alguna forma para no morir... E incluso si lo hubiera hecho.... Nadie la extrañaría, así habría sido mejor, el clan no habría perdido a Fronda.
Tomando la iniciativa comenzó a acicalar el cuerpo de la gata, quería que estuviera más arreglada para su vigilia, no así... Así su cuerpo se veía delgado y pequeño, mojado y opaco, quería que brillara, como solía hacerlo siempre. Ordenó a algunos gatos que trajeran conchas y piedras bonitas, o algunas flores si encontraban en los alrededores del campamento, a la par que varios más se le unieron en la tarea de secar el cuerpo.

La aprendiza había pasado su dia en el campamento, su mentora había sido requerida en una patrulla y para ser sinceros, Zarpa del Bosque estaba más que feliz de quedarse en casa, había pasado parte de su mañana sola por decisión personal, espiando entre su guarida y la curandería.

También termino pasando tiempo con su padre, todo parecía estar relativamente bien.

Llego un momento en que noto la tensión en su padre, a lo que ella estuvo a poco de preguntarle si estaba bien cuando de pronto el silencio fue demasiado para manejarlo, Zarpa del Bosque pego las orejas al cráneo y con una expresión de horror miro al cuerpo de Fronda en el suelo del campamento.

Todo se volvió confuso, la anaranjada erizo la cola mientras todos se acercaban y observaban, Zarpa del Bosque reacciono y camino para estar más cerca de su padre, aún sin quitarle la mirada de encima a Fronda ¿Esa era la misma Fronda que había logrado hacerla hablar cuando era más chiquita? ¿Por qué parecía tan frágil? ¿Cómo había pasado esto?

Rabo de Salmón se encontraba con los ojos entrecerrados en su lecho, la lluvia de aquél día había comenzado a ceder, pero aún se sentía una brisa fresca y húmeda envolver su pelaje, acalambrándole hasta las articulaciones. Sabía que estaba algo vieja, pero estaba agradecida con el Clan Estelar por aún no obligarla a retirarse a la guarida de los veteranos y dejar que sirviera a su Clan por un par de estaciones más.
Su paz se vio interrumpida cuando dos guerreros se acercaron a ella, se veían agitados y nerviosos. Rabo de Salmón no entendía a qué venía tanto alboroto:
—Si no han venido a cambiar mi lecho, ¿A qué han venido? —los reprochó de mala gana, pero uno de ellos se apresuró a comunicarle que el lugarteniente necesitaba su presencia— . Ya veo, entonces ese es el alboroto que veo a lo lejos —concentró la mirada unos segundos para divisar a los gatos que se encontraban reunidos. Sin intercambiar ninguna otra palabra, la guerrera veterana se levantó de su lecho y se dirigió sin mucha prisa hacia el conjunto de gatos amontonados, tanto guerreros como aprendices estaban reunidos. Rabo de Salmón creyó que se trataba de una reunión del Clan, y comenzó a hacerse espacio entre los cuerpos de los gatos para llegar hasta el centro, empujando cada vez con más fuerza hasta llegar a un pequeño claro.

Ahí estaba... era...
—¡Gruñido de Zorro! —vociferó Rabo de Salmón— ¿Q-qué es lo que le ha sucedido? Mi amado Gruñido de Zorro.
La gata se lamentó y sus ojos se empañaron de la emoción, rodeando al cuerpo con el suyo para protegerlo del frío y del rocío. Por un par de latidos, creyó quedarse sorda pues no se pronunció ni una sola palabra en el claro; sentía todos los ojos clavados en ella y un sentimiento de extrañeza mientras todos seguían rodeándola. Rabo de Salmón entonces fijó su mirada en el cuerpo junto a ella, sintiéndolo pesado e hinchado pero ese rostro... no.
—¿Fronda? —murmuró. Su pelaje era igual al de su padre, pero tenía el rostro de la guerrera, era innegable. El cuerpo que tenía frente a ella era el de su amada hija—. Mi niña, ¿Qué te ha sucedido? ¡Quiero saber quién le ha hecho esto! ¡Llamen a Gruñido de Zorro de inmediato, necesita saber esto! Él es su padre —bramó la atigrada, ahora más alterada que antes.

Mientras todos los gatos se encontraban alrededor del cuerpo, Pantanoso estaba unas colas mas atras, apartado del conjunto de gatos, fue testigo de la reaccion de la veterana gata Rabo de Salmon, quien al principio creyo que se trataba de su pareja, solo para caer en la realidad que se trataba de su unica hija la fallecida en el claro.
Los ojos del lugarteniente se encontraban absortos en el cuerpo de la gata, recordando imagen por imagen todo lo que habia sucedido. Era su culpa al fin y al cabo, él tenia que haberla hecho bajar de esa roca. Confio... confio en sus guerreros.

Confianza.

La confianza nuna fue buena, y a pesar de la confianza que tenia en las habilidades de sus guerreros, esta noche descubrio que no podia confiar en ellas. Ni el guerrero mas experimentado estaba seguro de sus habilidades, entonces ¿Por qué él confiaba en ellos? Sus ojos se endurecieron cuando Estrella de Serpiente volvio a acercarse a él, moviendolo levemente con su zarpa para llamar su atencion.
Esa noche, con el cuerpo de Fronda frio en la tierra del campamento, Pantanoso se prometio no confiar en nada ni nadie. Si ya no lo hacia, ahora lo haria menos. La cascada estaba prohibida y las pescas de frontera tambien.

Antes de contestarle al lider del clan, el lugarteniente le hizo unos gestos a unos guerreros para que vayan en busqueda de Gruñido de Zorro como Rabo de Salmon lo habia pedido. Con dureza, volvio sus ojos a Estrella de Serpiente, volviendo a esa fachada de profecionalismo y seguridad, elevando sus muros internos de nuevo, alejando a cualquiera que quiera entrar en él.

— Es costumbre que deje que los guerreros pesquen algo en las patrullas fronterizas, especialmente con la estacion sin hojas cerca —. Comenzo. — Fronda y yo nos dirigimos hacia la frontera del Clan del Viento, en la cascada —.

La cascada, esa estupida y cruel cascada.

— Fronda se lanzo al agua, cerca de la cascada, para intentar atrapar un par de peces que saltaban contra la corriente mientras yo marcaba las fronteras —. Vio la mirada dura que le lanzo Rabo de Salmon, juzgando en silencio sus acciones. Volvio la vista a Estrella de Serpiente, frivolo. — Al intentar pescar una trucha, Fronda resbalo de la roca, cayendo al agua y quedando colgada de la cascada —.

Tu culpa.

La frase se seguia repitiendo una y otra vez en su mente mientras relatava, sacudiendo su cabeza para olvidarla. — Salte en su busqueda y ambos quedamos colgados de las rocas de la cascada. Intente tomarla pero ella resbalo de la piedra donde estaba —. O quizas su plan de salvarla habia sido mediocre... en cualquier caso él deberia haberla quitado de alli antes. — Termino resbalando y cayendo por la cascada, lo siento Rabo de Salmon, no deberia haberle permitido pescar en estas condiciones —. Confie en ella.

Se guardo para él mismo la parte donde pudo escuchar los huesos de la gata golpear contra las crueles rocas de la cascada, como sintio sus huesos deformados bajo su pelaje y como tuvo que acomodarlos para poder cargar con ella de mejor manera sobre su lomo. Confio en ella y ahora se culpaba. Levanto su oreja y giro su cabeza hacia la guarida de los veteranos, escuchando para él tan claro pero para los demas tan silencioso, la risa del viejo Chapoteo de Sabalo.
Al girar su cabeza hacia la guarida de los veteranos, pudo ver a su viejo y torturador mentor reirse de él, su pelaje blanco y sus ojos verdosos llenos de cataratas se reian de él. De su debilidad ¿Que le habia enseñado Chapoteo de Sabalo? A no confian en nada ni nadie. Despues de tantas lunas, jamas se podria deshacer de Chapoteo de Sabalo, su viejo mentor, quien habia crecido raices en su segundo y vivido aprendiz: Pantanoso. La risa tosca y ronca de su mentor se clavo en su cabeza torturandolo una vez mas con imagenes de su pasado entrenamiento.

Tu culpa. Solo acepta tu culpa.