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Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
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Estrella Rota
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Estrella Rota estaba de muy mala gana aquella noche, como la Asamblea anterior, ¡Todo le ponía de mal humor últimamente! ¿Sería éste el mal genio que tenía el resto de líderes luego de lidiar todo el día con sus tareas también? ¿O solo le pasaba a él? Estrella de Hollín jamás le había advertido lo estresante que podía llegar a ser esto... casi todos los días. El ojiverde dejó salir un sonoro suspiro, si bien le gustaba el control y poder que obtenía liderando a su clan, sentía que era demasiada responsabilidad para él, y sus fantasías de alejarse de su familia lo invadieron fugazmente antes de parpadear por un par de latidos.
Familia. Su familia no era más que un chiste, una pareja que no sabía cazar, y una hija adoptada, que anteriormente había sido una minina casera. Estrella Rota pidió en silencio al Clan Estelar que aquella noche fuese pacífica, y no deseaba tener más altercados con los gatos del Clan del Río.
El líder escaló la Peña Alta de un brinco y llamó a todo su clan con un aullido gutural. Rápidamente y, sin mucha paciencia, escogió a los gatos que lo acompañarían aquella noche. Entre ellos se encontraba su hija adoptiva, Zarpa Quebrada, quien a parecer de Estrella Rota, se había ganado el derecho de compartir una noche de Asamblea con el resto de su Clan tras haber expulsado a un intruso de su territorio.
Sus zarpas tocaron el suelo en cuanto terminó de anunciar su partida, y juntos se abrieron paso hacia la entrada del campamento. El atigrado trotaba por el sotobosque, esquivando hojas secas y ramas caídas en el suelo, podían ser un dolor de zarpa luego de pisarlas repetidamente, y no quería terminar en la guarida de la curandera por unas almohadillas resquebrajadas.
Viajó en silencio, sin pronunciar una palabra a sus acompañantes, solo guiándolos hacia su destino. Llegando a los Cuatro Árboles, Estrella Rota le hizo una señal con la cola a Zarpa Quebrada para que se quedase en medio: quería vigilarla en todo momento, su comportamiento y con quiénes interactuaba, pues, ya le había advertido varias veces que no haber nacido en un Clan era causa de vergüenza. Esperaba que fuese lo suficientemente lista para guardarse la información para sí, ¿O quizá sería para no avergonzarle a él?
Estrella Rota se posicionó en su lugar correspondiente en la rama del árbol, siempre sintiéndose tan imponente con esa vista alta que tanto le gustaba, observando a todos en sus patas mientras le devolvían la mirada. Por esto es lo que valía la pena ser líder.
Familia. Su familia no era más que un chiste, una pareja que no sabía cazar, y una hija adoptada, que anteriormente había sido una minina casera. Estrella Rota pidió en silencio al Clan Estelar que aquella noche fuese pacífica, y no deseaba tener más altercados con los gatos del Clan del Río.
El líder escaló la Peña Alta de un brinco y llamó a todo su clan con un aullido gutural. Rápidamente y, sin mucha paciencia, escogió a los gatos que lo acompañarían aquella noche. Entre ellos se encontraba su hija adoptiva, Zarpa Quebrada, quien a parecer de Estrella Rota, se había ganado el derecho de compartir una noche de Asamblea con el resto de su Clan tras haber expulsado a un intruso de su territorio.
Sus zarpas tocaron el suelo en cuanto terminó de anunciar su partida, y juntos se abrieron paso hacia la entrada del campamento. El atigrado trotaba por el sotobosque, esquivando hojas secas y ramas caídas en el suelo, podían ser un dolor de zarpa luego de pisarlas repetidamente, y no quería terminar en la guarida de la curandera por unas almohadillas resquebrajadas.
Viajó en silencio, sin pronunciar una palabra a sus acompañantes, solo guiándolos hacia su destino. Llegando a los Cuatro Árboles, Estrella Rota le hizo una señal con la cola a Zarpa Quebrada para que se quedase en medio: quería vigilarla en todo momento, su comportamiento y con quiénes interactuaba, pues, ya le había advertido varias veces que no haber nacido en un Clan era causa de vergüenza. Esperaba que fuese lo suficientemente lista para guardarse la información para sí, ¿O quizá sería para no avergonzarle a él?
Estrella Rota se posicionó en su lugar correspondiente en la rama del árbol, siempre sintiéndose tan imponente con esa vista alta que tanto le gustaba, observando a todos en sus patas mientras le devolvían la mirada. Por esto es lo que valía la pena ser líder.
But do you feel
like a young god?
I'm the king of everything and oh, my tongue is a weapon
Ronroneo Raudo
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RAÍCES HELADAS
Asamblea
Cuatro Árboles
Asamblea
Cuatro Árboles
Da un mordisco al pequeño campañol entre sus zarpas, la comida casi inexistente. Se toma su tiempo para saborear al pequeño roedor, deleitándose en su sabor. Puede que no vuelva a probar bocado en las lunas que se avecinan. Quiere memorizar a la perfección el sabor, el pedazo de carne entre sus dientes y su estómago lleno. Los pensamientos empiezan a volar rápidamente en su cabeza. Mira hacia el cielo. Una enorme luna llena se alza por encima de sus cabezas, su brillo plateado iluminando el pelaje de los gatos que caminan perezosamente de un lado a otro.
Observa con atención a sus compañeros de clan. No falta mucho para que partan hacia la asamblea. Otra noche más para reunirse y mantener la paz vigente en el bosque. Ojalá que vuelvan a tener problemas con el Clan del Río. Le encantaría mantener una buena relación con el clan vecino, pero está dispuesta a defender su territorio con garras y dientes.
—Apúrate en terminar con ese campañol. La lugarteniente debe dar ejemplo al resto —Castaño Aullador se despereza a su lado, poniéndose en pie. La mira de soslayo al tiempo que se da un lametazo en el pecho.
—Ya he terminado con el campañol, bola de pelo gruñona. No hace falta que te pongas así. Estrella Rota aún no ha aparecido para anunciar la marcha hacia los Cuatro Árboles —responde la blanca al tiempo que mira hacia la guarida de su líder.
Castaño Aullador se limita a gruñir por lo bajo. Empieza a darse lametazos en su pata trasera izquierda. Ronroneo Raudo imita la acción del veterano, lamiendo la parte de su pecho. No pasa mucho tiempo para que un movimiento atraiga la atención de ambos gatos. El líder del clan emite el llamado que todos han estado esperando.
—Vamos allá. Castaño Aullador, adelántate. Yo me quedaré en la retaguardia a que todos los seleccionados para la asamblea salgan del campamento —la gata se postra al lado del túnel de espinos, inspeccionando con su ambarina mirada a los gatos que salen con tranquilidad hacia el bosque.
Observa a los últimos rezagados avanzar por el túnel. Echa una última ojeada al campamento. Varios de sus compañeros continúan compartiendo lenguas entre sí, mientras que otros se limitan a adentrarse en sus respectivas guaridas. Las madres empiezan a llevarse a sus cachorros hacia la maternidad, temerosas de que algún depredador nocturno les arrebaten a sus retoños.
—Estad ojo avizor por si ocurre algo extraño. Todavía no sabemos en qué términos estamos con los gatos del Clan del Río —esboza hacia cuatro guerreros a su diestra. Estos asienten con la cabeza.
Ronroneo Raudo se apresura a salir por el túnel de espinos, avanzando a grandes zancadas para llegar hasta el grupo. Se sitúa en la retaguardia, escrutando hacia su espalda de vez en cuando para advertir cualquier alteración en el entorno. Estrella Rota es quien los guía hasta la asamblea. Su labor consiste en que todos lleguen sanos y salvos hasta dicho lugar. No puede permitirse bajar la guardia en ningún momento.
—Adelante, queridos. Continuad avanzando con diligencia y tranquilidad. Pronto llegaremos a los Cuatro Árboles —ronronea con suavidad a un reducido grupo de aprendices y dos veteranos. Esboza una cálida sonrisa hacia los veteranos. —No se queden muy atrás y no teman en pedir ayuda. Estaré encantada de ayudaros a llegar hasta nuestro destino.
Pasa delicadamente su blanca cola por los aprendices, su sonrisa aún vigente en su hocico. Pasa la cola con cariño por el lomo de una de las aprendices novicias en una asamblea, Zarpa Quebrada.
—Lo están haciendo muy bien. Ojalá puedan pasar un buen rato en la asamblea, pero no deben olvidar que cualquier información de cuenten puede ser una ventaja para el resto de clanes —explica, dejando claro con melosa voz que podrían meterse en un lío si le complican la existencia al Clan del Trueno. —Por lo demás pueden aprovechar la ocasión para memorizar olores y caras. No todos los días el líder nos selecciona para ir a una asamblea —ronronea risueña, sus bigotes moviéndose al son de su risa.
Observa con el rabillo del ojo a uno de los veteranos quedarse rezagado. Ella detiene su paso y se acerca hasta el susodicho. Bosque Espeso.
—Vamos querido, casi hemos llegado a los Cuatro Árboles. Sé que puedes conseguirlo —anima al gato anaranjado, dejando que este se apoye sobre su costado derecho.
El gato la mira de soslayo y deja escapar un pequeño suspiro.
—Gracias, Ronroneo Raudo. Mis huesos ya no son lo que eran antes... —agradece el macho a la lugarteniente.
—No hay nada que agradecer, Bosque Espeso. Solo nos queda bajar la pendiente y ya estaremos en los Cuatro Árboles —responde, viendo cómo sus compañeros ya están en la hondonada y Estrella Rota en la rama del gran roble.
La lugarteniente y el veterano se apresuran a bajar la pendiente, uniéndose a sus compañeros de clan en la hondonada a la espera de que aparezcan el resto de clanes. Varias veces deben detener su avance para que Bosque Espeso pueda bajar, pero eso no le molesta a Ronroneo Raudo. Ella solo desea que todos lleguen bien hasta su destino. Si eso implica quedarse rezagada y ayudar a uno de sus compañeros a continuar, lo hará sin dudarlo. Deja al macho junto a los demás veteranos. Sacude una de sus orejas hacia Castaño Aullador. Una señal de que mantenga un ojo encima de Bosque Espeso por si le ocurre algo. El mayor entiende y se coloca al lado del susodicho, empezando una conversación entre ambos. La blanca se sitúa entre los demás compañeros de su clan, esperando pacientemente a que llegue el resto de clanes y sin prisa de ocupar su puesto. Ojalá sea una asamblea tranquila y sin altercados, piensa para sí misma.
emmeObserva con atención a sus compañeros de clan. No falta mucho para que partan hacia la asamblea. Otra noche más para reunirse y mantener la paz vigente en el bosque. Ojalá que vuelvan a tener problemas con el Clan del Río. Le encantaría mantener una buena relación con el clan vecino, pero está dispuesta a defender su territorio con garras y dientes.
—Apúrate en terminar con ese campañol. La lugarteniente debe dar ejemplo al resto —Castaño Aullador se despereza a su lado, poniéndose en pie. La mira de soslayo al tiempo que se da un lametazo en el pecho.
—Ya he terminado con el campañol, bola de pelo gruñona. No hace falta que te pongas así. Estrella Rota aún no ha aparecido para anunciar la marcha hacia los Cuatro Árboles —responde la blanca al tiempo que mira hacia la guarida de su líder.
Castaño Aullador se limita a gruñir por lo bajo. Empieza a darse lametazos en su pata trasera izquierda. Ronroneo Raudo imita la acción del veterano, lamiendo la parte de su pecho. No pasa mucho tiempo para que un movimiento atraiga la atención de ambos gatos. El líder del clan emite el llamado que todos han estado esperando.
—Vamos allá. Castaño Aullador, adelántate. Yo me quedaré en la retaguardia a que todos los seleccionados para la asamblea salgan del campamento —la gata se postra al lado del túnel de espinos, inspeccionando con su ambarina mirada a los gatos que salen con tranquilidad hacia el bosque.
Observa a los últimos rezagados avanzar por el túnel. Echa una última ojeada al campamento. Varios de sus compañeros continúan compartiendo lenguas entre sí, mientras que otros se limitan a adentrarse en sus respectivas guaridas. Las madres empiezan a llevarse a sus cachorros hacia la maternidad, temerosas de que algún depredador nocturno les arrebaten a sus retoños.
—Estad ojo avizor por si ocurre algo extraño. Todavía no sabemos en qué términos estamos con los gatos del Clan del Río —esboza hacia cuatro guerreros a su diestra. Estos asienten con la cabeza.
Ronroneo Raudo se apresura a salir por el túnel de espinos, avanzando a grandes zancadas para llegar hasta el grupo. Se sitúa en la retaguardia, escrutando hacia su espalda de vez en cuando para advertir cualquier alteración en el entorno. Estrella Rota es quien los guía hasta la asamblea. Su labor consiste en que todos lleguen sanos y salvos hasta dicho lugar. No puede permitirse bajar la guardia en ningún momento.
—Adelante, queridos. Continuad avanzando con diligencia y tranquilidad. Pronto llegaremos a los Cuatro Árboles —ronronea con suavidad a un reducido grupo de aprendices y dos veteranos. Esboza una cálida sonrisa hacia los veteranos. —No se queden muy atrás y no teman en pedir ayuda. Estaré encantada de ayudaros a llegar hasta nuestro destino.
Pasa delicadamente su blanca cola por los aprendices, su sonrisa aún vigente en su hocico. Pasa la cola con cariño por el lomo de una de las aprendices novicias en una asamblea, Zarpa Quebrada.
—Lo están haciendo muy bien. Ojalá puedan pasar un buen rato en la asamblea, pero no deben olvidar que cualquier información de cuenten puede ser una ventaja para el resto de clanes —explica, dejando claro con melosa voz que podrían meterse en un lío si le complican la existencia al Clan del Trueno. —Por lo demás pueden aprovechar la ocasión para memorizar olores y caras. No todos los días el líder nos selecciona para ir a una asamblea —ronronea risueña, sus bigotes moviéndose al son de su risa.
Observa con el rabillo del ojo a uno de los veteranos quedarse rezagado. Ella detiene su paso y se acerca hasta el susodicho. Bosque Espeso.
—Vamos querido, casi hemos llegado a los Cuatro Árboles. Sé que puedes conseguirlo —anima al gato anaranjado, dejando que este se apoye sobre su costado derecho.
El gato la mira de soslayo y deja escapar un pequeño suspiro.
—Gracias, Ronroneo Raudo. Mis huesos ya no son lo que eran antes... —agradece el macho a la lugarteniente.
—No hay nada que agradecer, Bosque Espeso. Solo nos queda bajar la pendiente y ya estaremos en los Cuatro Árboles —responde, viendo cómo sus compañeros ya están en la hondonada y Estrella Rota en la rama del gran roble.
La lugarteniente y el veterano se apresuran a bajar la pendiente, uniéndose a sus compañeros de clan en la hondonada a la espera de que aparezcan el resto de clanes. Varias veces deben detener su avance para que Bosque Espeso pueda bajar, pero eso no le molesta a Ronroneo Raudo. Ella solo desea que todos lleguen bien hasta su destino. Si eso implica quedarse rezagada y ayudar a uno de sus compañeros a continuar, lo hará sin dudarlo. Deja al macho junto a los demás veteranos. Sacude una de sus orejas hacia Castaño Aullador. Una señal de que mantenga un ojo encima de Bosque Espeso por si le ocurre algo. El mayor entiende y se coloca al lado del susodicho, empezando una conversación entre ambos. La blanca se sitúa entre los demás compañeros de su clan, esperando pacientemente a que llegue el resto de clanes y sin prisa de ocupar su puesto. Ojalá sea una asamblea tranquila y sin altercados, piensa para sí misma.
- Acciones:
- • Ronroneo Raudo se sitúa en la retaguardia del grupo para que nadie se quede atrás.
• Da ánimos a los aprendices y veteranos a llegar a los Cuatro Árboles.
• Acaricia cariñosamente al lomo de Zarpa Quebrada para animarla a llegar hasta su destino.
• Avisa, muy cordialmente, a los aprendices que deben cuidar su lengua en la asamblea.
• Ayuda a un veterano a llegar a la asamblea y se sienta junto a sus compañeros, esperando al resto de clanes y compartiendo lenguas cordialmente con quien desee hablar con ella.