El macho caminaba a su paso característicamente lento mientras evitaba que espinas quedaran prendidas de su cola peluda. El suelo del bosque no era algo a lo que estaba del todo acostumbrado. "El territorio del Clan del Viento tiene menos obstáculos..." Pensó entre risas. Enebro era un gato un tanto despreocupado, después de todo. Pero esa tranquilidad se vio interrumpida cuando sus orejas se alertaron al oír chillidos no muy lejos de allí.

Sin pensarlo demasiado, ni siquiera se molestó en seguir recolectando las hierbas que necesitaba, en lugar de eso salió disparado en la dirección del sonido. Oculto entre la maleza a unos centímetros del lugar, divisó a lo lejos a quien chillaba: ¡Un pequeño cachorro estaba en problemas! Parece que se había quedado atorado en un árbol y no podía bajar. Decidido aunque tampoco tuviera demasiada experiencia trepando, el gato rojizo maulló

—¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? Mi nombre es Enebro, y estoy aquí para ayudarte. Prometo no hacerte daño, soy curandero.

El pequeño entendió, y Enebro se acercó apresurándose torpemente por llegar a la copa del árbol. Sosteniéndose de una rama temblorosamente, alcanzó a tomar al cachorro del pescuezo, sin contar con que ahora tenía un poco más de peso añadido, lo que haría difícil el descenso..."Muy bien Enebro, cálmate. Los clanes no necesitan dos gatos atrapados en un mismo árbol" se dijo a sí mismo para cortar la tensión. Respirando hondo, desenfundó sus garras y las clavó en el tronco del árbol para anclarse por si a caso, bajando con mucho cuidado. Así, el más joven estaba finalmente pisando suelo firme  y agradeciéndole con un ronroneo procuró dejar de temblar, aún algo temeroso por esa pequeña travesía, pero con un brillo de admiración en sus ojos. Enebro se enterneció al notarlo, y lo guió a su Clan correspondiente, rastreando el camino.

Muy bonito y wholesome 🧡 Enebro es una masita, y me gusta mucho cómo escribís!!