El sol se había levantado hace ya un buen rato, y Estrella Rota permanecía en su guarida. Se encontraba meditando, desde hace mucho tiempo, sobre el rumbo que estaba dando su Clan desde que habían dejado entrar a la gata que se llamaba Eclipsa. Pluma de Miel había tratado sus heridas, y Estrella Rota consideró que ya era hora de convertirla en aprendiz y comenzara a servir el Clan. El líder podía sentir los aires cambiando, y sabía que la Estación de la Hoja Caída se aproximaba, dando paso a una pila de presas no tan repleta como la de ahora; no quería tener a una mascota viviendo del duro trabajo de sus guerreros para cuando llegase la Estación sin Hojas. A la vez, quería que alguien estricto se ocupara de ella y le enseñara lo que realmente significa ser un guerrero.
Inicialmente había pensado en Chaparrón: el guerrero gruñón, que no tenía paciencia para juegos y sabía que le enseñaría firmemente a cazar y a pelear, pero al líder le preocupaba que fuese demasiado estricto y terminara lastimándola. Estrella Rota no podía permitirse que Pluma de Miel siguiera gastando sus hierbas en aquella gata, ¡Su cola hasta había quedado como un muñón! Al líder le daba incluso algo de impresión aquello, pues la cola de un guerrero era importante para la comunicación, para la lucha. Suspiró y cerró los ojos por un par de latidos; ni siquiera estaba seguro de que aquella gata pudiera convertirse en guerrera algún día.

El líder salió de su guarida, algo solitaria, y se dirigió encima de la Peña Alta. La escaló de un solo salto, y pudo ver una vez más el Clan que le causaba tanto orgullo. La patrulla del amanecer aún no había partido, pero sus guerreros ya estaban despiertos y atentos, como a él le gustaba. Las tareas del Clan comenzaban cuando el sol salía y finalizaban cuando la luna hubiese pasado su punto más alto; es voluntad del Clan Estelar.
—Que todos los gatos lo suficientemente mayores para cazar sus propias presas, se reúnan aquí, en el claro del Clan— maulló el gato con voz firme y lo suficientemente alto para que todos lo escuchasen.

Eclipsa se hallaba tomando un poco de cálida luz solar cerca de la entrada de la maternidad cuando escuchó el llamado de Estrella Rota al clan, sus ojos brillaron con emoción, ya se imaginaba para que era, pero aún así no cabía dentro de ella, por fin la iban a nombrar aprendiz, eso o el líder traía alguna mala noticia para el clan... Esperaba que así no fuera, pero si era lo primero, entonces eso significaba como si la aceptaran de lleno en el Clan, ahora sí sería de pleno derecho un miembro del Clan del Trueno.
La última luna que había pasado en el campamento conviviendo con ellos había aprendido muchas cosas sobre el código guerrero y el modo de vida del Clan, en la maternidad Cola Floral le contaba muchas historias a ella y a las pequeñas Jazmín y Florecita, la habían acogido como una más de la familia, y aunque por poco tiempo, no lo olvidaría jamás, realmente ayudaron a que su transición se sintiera más grata. Pluma de Miel y Diente de campañol también eran una dulzura de gatos, aunque la curandera a veces era algo estricta con la cachorra concerniendo los cuidados de su cola, aunque ella sabía que era por pura preocupación.
Aunque también era cierto que no todos en el Clan la recibían con las patas abiertas, había sentido el recelo y desdén de algunos gatos del clan, y con Estrella Rota no había tenido muchas oportunidades para hablar tampoco, él seguía siendo como desde que se conocieron, a veces parecía que se ablandaba un poco, pero no. Ahora que comprendía un poco más las costumbres de los clanes podía entender por qué se comportaban así, por eso no los resentía, ella era una forastera, y para peores alguna vez fue minina casera, así que era totalmente comprensible, en todo caso agradecía que no todo el clan fuera tan duro con ella.
Sintiéndose ansiosa se acercó al centro del claro, dándose lengüetazos con ahínco para acicalar su pelaje alborotado. Mientras veía el claro llenarse poco a poco con los gatos del clan, ella estaba en primera fila prácticamente, en un instante que miró hacia arriba pudo intercambiar miradas con el líder del Clan, a lo cual la desvió rápidamente y disimulando siguió acomodándose el pelo, le inquietaba mucho quien sería su mentor, ojalá no fuera alguien tan borde y fría como Llamado Glacial, que fuera un gato que la tratara bien, y con el respeto que se merece, alguien que se tomara en serio su papel de mentor, aunque ella no naciera en el clan, alguien como diente de campañol estaría muy bien.

Última edición por Eclipsa el Dom Ago 18, 2024 9:47 pm, editado 1 vez (Razón : Ortografía)

Estrella Rota esperó con paciencia a que su Clan se reuniese bajo el peñasco, y su mirada se notaba algo molesta, como si el mismísimo líder no quisiera estar ahí. Había estado pensando en su decisión con fervor, y sabía quién era la indicada: Corazón de Arena. Si bien creía que la guerrera era demasiado blanda para enseñarle a una minina casera, sabía que él, como líder, debía tomar decisiones difíciles por el bienestar de su clan, y eso incluía a cada guerrero. Estrella Rota tenía la sensación de que, luego de perder a toda su familia y, especialmente a su hermana, de manera tan trágica, Corazón de Arena no tenía el rendimiento de una guerrera propia como ella. ¿Su tarea como líder? Mantener a su Clan feliz.
—Guerreros del Clan del Trueno. Lo que nos reúne hoy aquí, es una ceremonia de lo más inusual —vociferó—. Como ustedes saben, hace un par de lunas hemos encontrado a una cachorra en nuestro territorio, y le hemos dado refugio cuando no podía sobrevivir por ella misma. Pero es hora de que retribuya lo que hemos hecho por ella, y he decidido que se unirá a nosotros permanentemente, para saldar su deuda al Clan del Trueno por el resto de su vida. Aprenderá los caminos del Clan Estelar y seguirá el código guerrero, y entrenará para defender y servir al Clan del Trueno como cualquier guerrero.

El líder bajó la mirada ante la cachorra de pelaje tan extraño.
—Eclipsa, da un paso al frente— ordenó el líder—. A partir de hoy, serás conocida como Zarpa Quebrada; llevarás tus heridas en tu nombre, para que recuerdes tu deuda con nosotros y jamás le des la espalda a tu Clan. A esta aprendiz, la guiará Corazón de Arena. Espero tu resiliencia e instinto protector, sean pasados a esta aprendiz.

El enorme amarronado agachó la cabeza como muestra de respeto, esperando que las gatas continuaran con el tradicional ritual

Al oír el llamado de Estrella Rota, la gata bicolor acudió, como lo demandaba la regla, sin embargo sentía un profundo disgusto por el motivo de la reunión. Se abrió paso con su enorme cuerpo emergiendo desde la guarida de los guerreros, sentándose entre la multitud, aunque no demasiado cerca..no querría presenciar tal ridiculez. Con la cola peluda azotando el suelo, pensaba para sí
''Qué desgracia. ¿Cómo se le ocurre a Estrella Rota darle lugar en nuestro Clan a..esa cosa?'' esbozó una mueca llena de desdén. ''Los años le están afectando.'' Observaba el pelaje tan extraño de la minina, y todo de ella le parecía tan repugnante que no pudo evitar pensar en el hecho de que ella pronto se mudaría a la maternidad. Pero, a diferencia de ''Zarpa Quebrada'', sus cachorros serían verdaderos guerreros del Clan del Trueno, con sangre invaluable corriendo por sus venas, como la de ella. Y la de Chaparrón, inevitablemente.

Ante esto último, buscó al corpulento gato negriblanco entre la multitud, no solían ponerse muy de acuerdo en nada, excepto en situaciones como ésta. Además, nunca estaba de más destilar un poco de veneno..

El guerrero se había levantado conforme la brisa de la estación de la Hoja Caída hacía su presencia en la guarida de los guerreros, estirándose en su lecho rápidamente para incorporarse a sus tareas como era debido a raíz de su propia costumbre, sentía que debía mantenerse ocupado para ser productivo y más ahora que el Clan había caído tan bajo para aceptar a la dichosa minina casera que había estado invadiendo la maternidad últimamente, ¿Cómo era posible que siquiera la aceptaran? No tenía ningún rasgo notorio que destacara alguna buena virtud para tenerla en su campamento, si bien sabía que por más disgusto que le causara, él no era quién para decidir sobre los pensamientos de Estrella Rota y confiaba en su sabiduría aún si su plan no fuera inmediatamente gratificante, si el tiempo mismo lo permitía quizá esa bola de pelos podría atrapar más que los pedazos restantes de su cola… O el Clan del Trueno será lo suficientemente fuerte para olvidar esta terrible vergüenza.
Dirigiéndose al claro del campamento la creciente conmoción detuvo sus pasos, el líder había subido a la Peña Alta y para su disgusto personal había cosas que no se podían evitar, primero se sentó al extremo más alejado de la congregación del campamento y buscó con la mirada si acaso él era el único que temía por la caída de la nobleza que alguna vez fueron los gatos del Trueno, después de un rato pudo divisar a Llamado Glacial, la guerrera formidable que respetaba por su estatus y por el futuro próximo que le daría al Clan, sabía perfectamente que si alguien más compartía su punto de vista era aquella gata, por menos compatibles que fueran sus morales decidió que no había más qué perder ante la realidad bajo la que vivían, optando por sentarse a una distancia respetuosa aún lo suficientemente cerca por si surgía la oportunidad de expresar su descontento.

—“Zarpa Quebrada”.— Maulló en voz baja cargando cierto tono de burla, dirigiéndose a la guerrera. —Al menos ahora su nombre refleja sus habilidades más notorias.—

Su cola se agitaba lentamente de arriba a abajo, permaneciendo en su lugar en una señal de molestia reprimida por el respeto que conservaba hacia las buenas costumbres mientras la ceremonia continuaba como era debido, esperando que su disgusto fuera correspondido aunque fuese una vez y tratándose de Llamado Glacial sabía perfectamente que así sería.