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Bienvenido,
Ambientación
Estación de la Hoja Caída ⸺ 19°C a 10°C
Los colores del paisaje comienzan a volverse anaranjados y marrones, y las hojas de los árboles comienzan a desprenderse de las ramas, cayendo sobre los territorios del bosque. Los guerreros se ponen más malhumorados de lo normal cuando sienten las frías brisas recorrer sus espinas, con la premisa de una estación más dura que la anterior. Incluso los Cuatro Árboles, que usualmente imponen respeto, ahora lentamente dejan caer sus hojas ante la mirada del Clan Estelar, quien está seguro que esta estación será dura para sus clanes, pero nada fuera de lo normal.Se abren las inscripciones a los Altos Cargos
El Otoño ha llegado
¡Apertura! Sean bienvenidos
No hay nada nuevo por aquí
Zarpa de Ortiga
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Zarpa de Ortiga se hallaba caminando por el bosque con tranquilidad, habían pasado lunas desde que se aventuraba sola y si bien últimamente había estado cumpliendo diligentemente con sus responsabilidades, siempre existía una parte de ella que requería tiempo a solas.
Las hojas se habían tornado anaranjadas, cayendo suavemente. Era bastante pacífico debía admitir, y encontró que tenía ánimos de perseguirlas como si fuera un cachorro. Se agazapaba unos segundos para luego dar pequeños saltos divirtiéndose un largo rato, tanto así que sin darse cuenta pronto iba acercándose más y más hacia el territorio del uno de los Clanes contrarios.
Ya más experimentada, Zarpa de Ortiga pudo distinguir inmediatamente que se trataba del Clan de la Sombra únicamente por el aroma, aquella parte del bosque parecía más oscura, a pesar de los colores nuevos que la envolvían. Reconocía un poco que había estado aquí antes cuando apenas había comenzado a entrenar, por unos momentos regresaron a su memoria aquellos días difíciles respecto a su mentoría.. respiró hondo y observó los alrededores, olfateando la brisa fría.
Las hojas se habían tornado anaranjadas, cayendo suavemente. Era bastante pacífico debía admitir, y encontró que tenía ánimos de perseguirlas como si fuera un cachorro. Se agazapaba unos segundos para luego dar pequeños saltos divirtiéndose un largo rato, tanto así que sin darse cuenta pronto iba acercándose más y más hacia el territorio del uno de los Clanes contrarios.
Ya más experimentada, Zarpa de Ortiga pudo distinguir inmediatamente que se trataba del Clan de la Sombra únicamente por el aroma, aquella parte del bosque parecía más oscura, a pesar de los colores nuevos que la envolvían. Reconocía un poco que había estado aquí antes cuando apenas había comenzado a entrenar, por unos momentos regresaron a su memoria aquellos días difíciles respecto a su mentoría.. respiró hondo y observó los alrededores, olfateando la brisa fría.
Zarpa de Lagartija
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El joven aprendiz olfateaba la brisa ahora notoriamente fresca mientras los árboles crujían por encima de sus orejas, estaba fuera patrullando por su cuenta nuevamente tras los pedidos incesantes de su madre en un intento de animarlo a cobrar confianza en su propio territorio, si bien hacía un par de lunas que fue nombrado aprendiz, Zarpa de Lagartija seguía siendo la misma bola de pelos asustadiza y le tomaría más que un par de recorridos a solas para enmendar su miedo a la hostilidad impredecible de los gatos externos a su Clan.
Se detuvo en sus pasos en cuanto notó el aroma del Clan del Trueno, no por la presencia de alguien en particular, si no, por lo bien que había memorizado el aroma de la frontera después de tener más de una experiencia hostil en ese lugar, los guerreros del Trueno eran demasiado agresivos a su parecer y no era ningún cerebro de ratón para intentar malhumorar gatos que doblan su tamaño; se agazapó, rápidamente ocultándose en el pasto alto, tomando pasos lentos cruzando por la frontera, ni siquiera quería oler nada de lo que pasara cerca de ahí, mientras él se mantuviera cabizbajo no había razón para llamar la atención de ninguna forma. Sus músculos se tensaban a cada zarpa que ponía enfrente de la otra, le tomaría varios segundos cruzar esa parte de su patrulla y el miedo empujaba un ardor insoportable a sus orejas, aunque intentaba contener la presión que sentía haciendo movimientos bruscos con la cola sabía que existía la posibilidad de ser detectado con ese simple meneo de una cola tan peluda como la suya, quién sabe ¡Quizá lo confundirían con una ardilla!... Si las ardillas fueran gigantes.
Se detuvo en sus pasos en cuanto notó el aroma del Clan del Trueno, no por la presencia de alguien en particular, si no, por lo bien que había memorizado el aroma de la frontera después de tener más de una experiencia hostil en ese lugar, los guerreros del Trueno eran demasiado agresivos a su parecer y no era ningún cerebro de ratón para intentar malhumorar gatos que doblan su tamaño; se agazapó, rápidamente ocultándose en el pasto alto, tomando pasos lentos cruzando por la frontera, ni siquiera quería oler nada de lo que pasara cerca de ahí, mientras él se mantuviera cabizbajo no había razón para llamar la atención de ninguna forma. Sus músculos se tensaban a cada zarpa que ponía enfrente de la otra, le tomaría varios segundos cruzar esa parte de su patrulla y el miedo empujaba un ardor insoportable a sus orejas, aunque intentaba contener la presión que sentía haciendo movimientos bruscos con la cola sabía que existía la posibilidad de ser detectado con ese simple meneo de una cola tan peluda como la suya, quién sabe ¡Quizá lo confundirían con una ardilla!... Si las ardillas fueran gigantes.
Zarpa de Ortiga
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La gata negra entrecerró los ojos: al oler el ambiente pudo notar un aroma a algo particular, o alguien. No le sorprendía puesto que estaba justo en la frontera, ni se mostraría hostil de ninguna manera, no tenía derecho. Sin embargo, su curiosidad siempre le ganaba y no podía resistirse a husmear aunque sea un poquito..
Pensó en el encuentro que había tenido algunas lunas atrás, aquel otro gato más joven y asustadizo, no era de su incumbencia pero después de todo necesitaba pensar en otra cosa que no fueran sus deberes, su exámen de guerrera se encontraba muy cerca y le daba algo de nervios que trató de ocultar lamiéndose el omóplato. Cerca, los aromas se entremezclaban con la frontera del Clan del Trueno, estaba atenta a la agresividad de esos felinos. Después de todo le parecían más implacables que los gatos del Clan de la Sombra a pesar de los rumores de sus actitudes extrañas, o algo así.
“Si todos son como ese gato que me encontré..no tendría nada de qué preocuparme” rió para sus adentros. Algo moviéndose no muy lejos llamó su atención.. una ¿cola? Ahora sí estaba intrigada, y acercándose lentamente se dispuso a observar más de cerca.
Pensó en el encuentro que había tenido algunas lunas atrás, aquel otro gato más joven y asustadizo, no era de su incumbencia pero después de todo necesitaba pensar en otra cosa que no fueran sus deberes, su exámen de guerrera se encontraba muy cerca y le daba algo de nervios que trató de ocultar lamiéndose el omóplato. Cerca, los aromas se entremezclaban con la frontera del Clan del Trueno, estaba atenta a la agresividad de esos felinos. Después de todo le parecían más implacables que los gatos del Clan de la Sombra a pesar de los rumores de sus actitudes extrañas, o algo así.
“Si todos son como ese gato que me encontré..no tendría nada de qué preocuparme” rió para sus adentros. Algo moviéndose no muy lejos llamó su atención.. una ¿cola? Ahora sí estaba intrigada, y acercándose lentamente se dispuso a observar más de cerca.
Zarpa de Lagartija
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Su cola empujaba las hierbas cercanas a ella a pesar de sus múltiples intentos por tranquilizar el sentimiento constante de un encuentro no deseado, ahora se encontraba cada vez más gacho al suelo, su pelaje rozando con la tierra fría alertando a cualquier presa potencial de la zona, no estaba para cazar de todos modos, sólo quería llegar al otro extremo que delimita el territorio y salir disparado de la escena, no soportaría tener que interactuar con mandíbulas que lo harían trizas sin cuestionarlo.
En un punto de su eterno pasadizo, notó un aroma extrañamente familiar, un aroma que no había detectado hacia tiempo pero su memoria seguía recordando, la inusual curiosidad del aprendiz ganó a su consistente temor y finalmente decidió sacar la cabeza de su escondite, lo menos posible pero suficiente para ver de quién se trataba, era un olor parecido a la brisa fresca combinada con toques húmedos, si bien el río quedaba bastante lejos de donde se encontraba, sólo una gata le venía a la mente; sus ojos empezaron a rápidamente escanear sus alrededores, específicamente lo que sea que se encontrara al otro lado del Sendero Atronador, que nuevamente parecía envuelto en una imponente paz a pesar de sus peligros. Sus ojos verdes pudieron visualizar de quién se trataba, para su sorpresa sus sospechas fueron confirmadas, seguidas de una expresión de sorpresa plasmada en su rostro, era aquella aprendiz con la que compartió un par de palabras en un encuentro momentáneo, no había captado su nombre a pesar de haberla visto incluso en un par de Asambleas pasadas, su figura era reconocible para él, atraído por su incoherente presencia decidió acercarse y, con suerte, la contraria estaría de humor para si quiera identificarse.
–Eres tú.– Maulló casi atónito una vez que se acercó lo suficiente para ser escuchado. –¿Qué haces aquí?.– Cuestionó lentamente, su cola ahora envuelta entre sus patas ansioso por respuestas, no quería parecer intrusivo… Aunque ese fuera su territorio y no había explicación alguna del recorrido de aquella aprendiz.
En un punto de su eterno pasadizo, notó un aroma extrañamente familiar, un aroma que no había detectado hacia tiempo pero su memoria seguía recordando, la inusual curiosidad del aprendiz ganó a su consistente temor y finalmente decidió sacar la cabeza de su escondite, lo menos posible pero suficiente para ver de quién se trataba, era un olor parecido a la brisa fresca combinada con toques húmedos, si bien el río quedaba bastante lejos de donde se encontraba, sólo una gata le venía a la mente; sus ojos empezaron a rápidamente escanear sus alrededores, específicamente lo que sea que se encontrara al otro lado del Sendero Atronador, que nuevamente parecía envuelto en una imponente paz a pesar de sus peligros. Sus ojos verdes pudieron visualizar de quién se trataba, para su sorpresa sus sospechas fueron confirmadas, seguidas de una expresión de sorpresa plasmada en su rostro, era aquella aprendiz con la que compartió un par de palabras en un encuentro momentáneo, no había captado su nombre a pesar de haberla visto incluso en un par de Asambleas pasadas, su figura era reconocible para él, atraído por su incoherente presencia decidió acercarse y, con suerte, la contraria estaría de humor para si quiera identificarse.
–Eres tú.– Maulló casi atónito una vez que se acercó lo suficiente para ser escuchado. –¿Qué haces aquí?.– Cuestionó lentamente, su cola ahora envuelta entre sus patas ansioso por respuestas, no quería parecer intrusivo… Aunque ese fuera su territorio y no había explicación alguna del recorrido de aquella aprendiz.
Zarpa de Ortiga
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La gata oía ruido entre la maleza conforme se acercaba más y más, y un aroma conocido impregnó el ambiente: ¡Era el aprendiz de la última vez! Pues vaya coincidencia. Le parecía extraño su comportamiento, ¿por qué agitaba tanto la cola? Había pasado un tiempo largo desde la vez anterior, sin embargo seguía igual de temeroso, ¿o no?
Ciertamente tenía muchas preguntas, pero no exteriorizaba ninguna, en lugar de eso sé limitó a observar, y cuando vió la cabeza del contrario asomarse entre la maleza no pudo evitar reírse un poco. Se sorprendió cuando el gato marrón le dirigió la palabra, aparentemente la recordaba. No pensó que algo así fuera posible, después de todo entre luna y luna un aprendiz tiene mejores cosas qué hacer..
Algo animada, respondió —Sí, soy yo— y rápidamente agregó en un tono un tanto más confidencial —No busco problemas, simplemente estaba dando un paseo.—
Estaba siendo honesta, su guardia había bajado un tanto. —Y tú, qué coincidencia verte..— “Ay no. Qué incómodo. ¿Ahora qué digo?” Pensó con algo de nervios. ¿¡En qué estaba pensando, haciendo conversación tan casual en la frontera!? Pero ya se había metido en ese enrollo, así que continuó:
—..¿Cómo has estado? Después de todo.. han pasado como dos lunas desde la última vez. Te ves un tanto más grande de lo que recuerdo..o es porque estás erizado?— rió, aún nerviosa. “Ay por el Clan Estelar..”
Ciertamente tenía muchas preguntas, pero no exteriorizaba ninguna, en lugar de eso sé limitó a observar, y cuando vió la cabeza del contrario asomarse entre la maleza no pudo evitar reírse un poco. Se sorprendió cuando el gato marrón le dirigió la palabra, aparentemente la recordaba. No pensó que algo así fuera posible, después de todo entre luna y luna un aprendiz tiene mejores cosas qué hacer..
Algo animada, respondió —Sí, soy yo— y rápidamente agregó en un tono un tanto más confidencial —No busco problemas, simplemente estaba dando un paseo.—
Estaba siendo honesta, su guardia había bajado un tanto. —Y tú, qué coincidencia verte..— “Ay no. Qué incómodo. ¿Ahora qué digo?” Pensó con algo de nervios. ¿¡En qué estaba pensando, haciendo conversación tan casual en la frontera!? Pero ya se había metido en ese enrollo, así que continuó:
—..¿Cómo has estado? Después de todo.. han pasado como dos lunas desde la última vez. Te ves un tanto más grande de lo que recuerdo..o es porque estás erizado?— rió, aún nerviosa. “Ay por el Clan Estelar..”
Zarpa de Lagartija
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Al oír las palabras de aquella aprendiz no pudo evitar notar la presencia de vergüenza en su voz, quizá eran los pocos temas para establecer una charla pacífica o el hecho de que no habían tenido oportunidad de hablar como ahora hacían.
Una vez la gata de pelaje oscuro aclaró que no venía a causar problemas pudo sentir su pelaje relajarse, era inusual en él sentir esa calma por más momentánea que fuese, agachó la cabeza como una señal de agradecimiento ante la honestidad de sus acciones aún si su presencia permanecía siendo un misterio.
–Ha pasado mucho sí, casi que luces como una guerrera.– Intentó bromear mientras la incomodidad se hacía cada vez más notoria. –No creo que sea buena idea permanecer en “ese” lado de la frontera… Los gatos del Trueno se han vuelto demasiado hostiles ¡Casi se me abalanza una guerrera del tamaño de un perro!– Advirtió con prisa, recobrando el temor en su voz ante la interacción que tuvo hace un par de lunas, aunque no salía a patrullar seguido su percepción en el Clan vecino no cambiaría tan fácil, para él ellos eran un peligro constantemente al acecho y cierta parte de su consciencia lo urgía para advertirte a la contraria su posición poco favorable.
Acercándose más a la frontera, colocó sus patas delanteras en la orilla del Sendero Atronador mirando rápidamente de un lado a otro, moviendo sus orejas de forma enérgica a la par asegurándose de que aquel siniestro lugar estuviera verdaderamente en paz… Era solamente cuestión de un par de segundos para sentir la piedra bajo sus zarpas retumbar cada vez más advirtiendo de un peligro inminente, el aire cambió su tono antes de que pudiera parpadear y un ruido similar al relampaguear de las tormentas más feroces hizo su presencia anunciando el pase de un horrible monstruo. Inundado de pánico, saltó a la seguridad de la hierba alta nuevamente desapareciendo de la escena con un par de saltos a la seguridad del territorio aún sin abandonar la frontera del todo; el monstruo pasó tan rápido como había anunciado su llegada pero le tomaría más tiempo ser envuelto por el silencio que consumía el lugar pocos segundos antes.
El joven de pelaje marrón nuevamente alzó su cabeza por encima de su escondite, haciendo su hocico visible olfateando los alrededores… El olor persistía aún si sus orejas anunciaban que era seguro salir, levantando la cola meneandola de un lado a otro intentó hacerle saber a la contraria que seguía ahí, si es que le importaba saber que no había muerto todavía.
Una vez la gata de pelaje oscuro aclaró que no venía a causar problemas pudo sentir su pelaje relajarse, era inusual en él sentir esa calma por más momentánea que fuese, agachó la cabeza como una señal de agradecimiento ante la honestidad de sus acciones aún si su presencia permanecía siendo un misterio.
–Ha pasado mucho sí, casi que luces como una guerrera.– Intentó bromear mientras la incomodidad se hacía cada vez más notoria. –No creo que sea buena idea permanecer en “ese” lado de la frontera… Los gatos del Trueno se han vuelto demasiado hostiles ¡Casi se me abalanza una guerrera del tamaño de un perro!– Advirtió con prisa, recobrando el temor en su voz ante la interacción que tuvo hace un par de lunas, aunque no salía a patrullar seguido su percepción en el Clan vecino no cambiaría tan fácil, para él ellos eran un peligro constantemente al acecho y cierta parte de su consciencia lo urgía para advertirte a la contraria su posición poco favorable.
Acercándose más a la frontera, colocó sus patas delanteras en la orilla del Sendero Atronador mirando rápidamente de un lado a otro, moviendo sus orejas de forma enérgica a la par asegurándose de que aquel siniestro lugar estuviera verdaderamente en paz… Era solamente cuestión de un par de segundos para sentir la piedra bajo sus zarpas retumbar cada vez más advirtiendo de un peligro inminente, el aire cambió su tono antes de que pudiera parpadear y un ruido similar al relampaguear de las tormentas más feroces hizo su presencia anunciando el pase de un horrible monstruo. Inundado de pánico, saltó a la seguridad de la hierba alta nuevamente desapareciendo de la escena con un par de saltos a la seguridad del territorio aún sin abandonar la frontera del todo; el monstruo pasó tan rápido como había anunciado su llegada pero le tomaría más tiempo ser envuelto por el silencio que consumía el lugar pocos segundos antes.
El joven de pelaje marrón nuevamente alzó su cabeza por encima de su escondite, haciendo su hocico visible olfateando los alrededores… El olor persistía aún si sus orejas anunciaban que era seguro salir, levantando la cola meneandola de un lado a otro intentó hacerle saber a la contraria que seguía ahí, si es que le importaba saber que no había muerto todavía.
Zarpa de Ortiga
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Zarpa de Ortiga pareció sentirse halagada por el comentario: su pecho se infló repentinamente de orgullo. “Supongo que sí parezco una guerrera, eh? Después de todo ya casi tengo once lunas..”
Aunque por un lado le preocupaba su exámen, no iba a negar que sentía orgullo de su lugar en el Clan cada vez a mayor grado. Lamió su pelaje tratando de ocultar su sonrisa por ese hecho, hasta que le dirigió la mirada nuevamente al contrario al oír su advertencia, y reconoció que tenía razón
—La he visto en algunas asambleas pasadas, creo. ¡Sí que es gigante! ¿Y dices que casi se te tira encima? Eso suena terrible.. sí, más vale me muevo de aquí..—
La aprendiz pensó por unos breves momentos en lo que acababa de decir.. ¿Cruzar? ¡¿Para hablar con otro gato de diferente Clan, tan lejos del suyo?! ¿Qué pensaría Estrella de Serpiente? Antes de poder pensarlo demasiado ya se encontraba tomando los primeros pasos, sin embargo un fuerte ruido hizo que sus orejas se echaran hacia atrás. Un enorme Monstruo pasaba por el Sendero Atronador a una velocidad atemorizante, y lo último que pudo detectar del otro lado fue el cuerpo del marrón. En alerta, retrocedió, esperando un horrible resultado..
Cuando pasó el estruendo, aunque algo aturdida, Zarpa de Ortiga sintió alivio y hasta algo de diversión viendo al macho asomar su cabeza nuevamente entre los arbustos. Para no llamar la atención, decidió ser ella quien cruzara, quería revisar que todo estuviera bien. Después de todo, si algo pasaba y la encontraban allí quizás la inculparían, o algo.. “Sí, algo así.”
—¡Qué susto!— exclamó ya del otro lado. —Qué bueno que estás bien, no quisiera que me inculpen de nada— rió un poco incómoda aún decidiendo cambiar el tema.
—Y, oye, nunca te dije mi nombre. Eh, soy Zarpa de Ortiga. Y tú?—
Aunque por un lado le preocupaba su exámen, no iba a negar que sentía orgullo de su lugar en el Clan cada vez a mayor grado. Lamió su pelaje tratando de ocultar su sonrisa por ese hecho, hasta que le dirigió la mirada nuevamente al contrario al oír su advertencia, y reconoció que tenía razón
—La he visto en algunas asambleas pasadas, creo. ¡Sí que es gigante! ¿Y dices que casi se te tira encima? Eso suena terrible.. sí, más vale me muevo de aquí..—
La aprendiz pensó por unos breves momentos en lo que acababa de decir.. ¿Cruzar? ¡¿Para hablar con otro gato de diferente Clan, tan lejos del suyo?! ¿Qué pensaría Estrella de Serpiente? Antes de poder pensarlo demasiado ya se encontraba tomando los primeros pasos, sin embargo un fuerte ruido hizo que sus orejas se echaran hacia atrás. Un enorme Monstruo pasaba por el Sendero Atronador a una velocidad atemorizante, y lo último que pudo detectar del otro lado fue el cuerpo del marrón. En alerta, retrocedió, esperando un horrible resultado..
Cuando pasó el estruendo, aunque algo aturdida, Zarpa de Ortiga sintió alivio y hasta algo de diversión viendo al macho asomar su cabeza nuevamente entre los arbustos. Para no llamar la atención, decidió ser ella quien cruzara, quería revisar que todo estuviera bien. Después de todo, si algo pasaba y la encontraban allí quizás la inculparían, o algo.. “Sí, algo así.”
—¡Qué susto!— exclamó ya del otro lado. —Qué bueno que estás bien, no quisiera que me inculpen de nada— rió un poco incómoda aún decidiendo cambiar el tema.
—Y, oye, nunca te dije mi nombre. Eh, soy Zarpa de Ortiga. Y tú?—
Zarpa de Lagartija
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Salió de su escondite moviendo las hojas del arbusto ruidosamente, su pelaje terminaba atado accidentalmente en las pequeñas espinas y ramas de la planta, haciéndolo forcejear un par de veces para liberarse. Se sacudió profundamente, quitándose todas las hojas y ramitas de encima y se lamió la pata para limpiar su cabeza, debió pensar en un mejor escondite ante el estruendoso monstruo que acaba de pasar frente sus narices. Una vez pudo prestar atención a lo que tenía enfrente, se sorprendió de ver a la gata ahora en su territorio, y una vez que mencionó el susto que le ocasionó no pudo evitar sentir un pequeño calor en el pecho, rara vez se preocupaban por él de una manera personal, fuera de otras cosas como el entrenamiento o por simple educación, ni siquiera Arbusto Gélido pausaba un momento para el confort, por lo que Zarpa de Lagartija suponía que incluso en situaciones tan peligrosas como un monstruo rondando el Sendero Atronador se disminuía a reaccionar o sufrir las consecuencias.
–Sí que fue un susto… .– Le dedicó una pequeña sonrisa cálida, apreciando el gesto de preocupación.
La contraria había mencionado su nombre y había caído en cuenta que él no había hecho lo mismo.
–Zarpa de Ortiga, qué lindo nombre, yo soy Zarpa de Lagartija.– Se presentó, agachando la cabeza en un respeto juguetón, la aprendiz no parecía ser significativamente mayor a él, por lo que supuso que estarían en el mismo nivel de conocimiento, lo cuál agradecía, así no se sentía tan presionado.
Ambos aprendices se quedaron cerca de la frontera hablando un poco más hasta que Zarpa de Ortiga notó el Sol bajar de su punto más alto y se despidió emprendiendo rumbo de vuelta por dónde vino, Zarpa de Lagartija por fin sentía que tenía una conexión amistosa con alguien, aún si fuese de otro Clan.
–Sí que fue un susto… .– Le dedicó una pequeña sonrisa cálida, apreciando el gesto de preocupación.
La contraria había mencionado su nombre y había caído en cuenta que él no había hecho lo mismo.
–Zarpa de Ortiga, qué lindo nombre, yo soy Zarpa de Lagartija.– Se presentó, agachando la cabeza en un respeto juguetón, la aprendiz no parecía ser significativamente mayor a él, por lo que supuso que estarían en el mismo nivel de conocimiento, lo cuál agradecía, así no se sentía tan presionado.
Ambos aprendices se quedaron cerca de la frontera hablando un poco más hasta que Zarpa de Ortiga notó el Sol bajar de su punto más alto y se despidió emprendiendo rumbo de vuelta por dónde vino, Zarpa de Lagartija por fin sentía que tenía una conexión amistosa con alguien, aún si fuese de otro Clan.